Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



jueves, 9 de diciembre de 2010

La catarsis controlada del puente y mi amiga la tierra (dos articulos por el precio de uno)



Mire usted que mala suerte y fatal casualidad: los controladores les han dado el “puente” a los que deseaban hacer uso del mismo y disfrutar de su merecido descanso; también se lo han dado a distintas empresas españolas que pretendían dar servicios a españoles (los pobres extranjeros no saben lo que se pierden por no celebrar la Inmaculada y nuestra Constitución). Y a propósito de esta última, gracias a los controladores hemos aprendido que en el artículo 116 se habla de Estado de Alarma. Por el contrario, “gracias a los controladores”, se nos ha hurtado la posibilidad de reflexionar y tal vez debatir sobre, por ejemplo, el art. 40 “Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico..... De manera especial realizará una política orientada al pleno empleo“. O tal vez sobre el art. 35 “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y la de su familia, sin que en ningún caso pueda hacer discriminación por razón de sexo. O quizá el art. 41: “Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso desempleo. O del art 47, vivienda digna; o del art 50, pensión adecuada. En fin: silencio a la Constitución hablan los mercados. ¡Qué jodidos los controladores! ¿A cuantos ascenderán el total de los damnificados?


lunes, 29 de noviembre de 2010

La vida es así de simple



Se llama... bueno me vais a permitir dejarlo en el anonimato, tiene 58 años, es padre de familia. Lo conocí cuando teníamos, respectivamente 18 y el 23 años; trabajábamos en una Gestoría, aunque yo, el más jovencito, estudiaba en el "Nocturno" para antes o después buscarme la vida en la Administración. Él, era un tipo alegre, diligente como tantos otros que habían echado los dientes en este tipo de trabajo. Marche de allí, conseguí mis primeras oposiciones. Él, quedó, feliz y conforme con lo que tenía, tampoco tenía título o formación reglada con la que dar el salto a otro sitio. Se hizo su familia, crió a sus hijos, mientras las horas y las horas extras sumaban en su haber.

Las gestorías como otros tantos negocios, sucumbieron aquellos que menos supieron adaptarse a los nuevos tiempos, y sin saber ni como ni por qué, mi antiguo compañero se vio en la calle. Agotó el desempleo y ahora se encuentra en el límite de la percepción del subsidio de los 400 €. Me consta que ha luchado con uñas y dientes por trabajar donde sea, por sobreponerse a su mala fortuna. Pidió un préstamo de 6000 € para abrir una tiendecita de chuches. No le fue bien y solo añadió un préstamo a la hipoteca de 300 € con la que está pagando por su vivienda. Hace algunos días le cortaron la luz y Hace pocas horas su destino era la Cruz Roja, por ver si le pueden dar alguna ayuda alimenticia.

A principios de los noventa me tiré algunos años en Cáritas, conocí esa pobreza instalada en una parte de nuestra ciudad que corroe las tripas y sonroja al más frío e inexpresivo. Algunos de esos pobres, eran los que llamabamos “profesionales”, personas que necesitaban cubrir sus necesidades más básicas pero hechas a vivir de las caridades institucionales, por consiguiente también necesitadas de procesos más complejos de inserción social y laboral. Estos casos, los de hoy, los de la persona a la que les hacía referencia, los que el "sistema" a expulsado y condenado a la práctica de la indigencia, no necesitan “reeducación”, no son de los de la "sopaboba", como de forma cruel algún columnista y algún que otro político se refería a los primeros; son personas cómo tú y como yo, avergonzadas, humilladas por su mala suerte, por la fatalidad, por el destino. Aunque yo sigo pensando que esa fatalidad alguien la ha urdido tanto por acción como por omisión.

Pero no quiero terminar sólo proclamando mi indignación, así que me van a permitir que les diga que en un lugar que conozco en profundidad: mi asociación -Objetivo Vida-, son cientos las personas a las que tenemos en esa situación y a las que por más que nos empeñamos y esforzamos no podemos darle respuestas. No os pido dinero, aunque los trabajadores de la Asociación llevan meses sin cobrar porque la Administración no termina de saldar sus deudas, os pido simple y llanamente que si alguien sabe de algún trabajo para alguno de tantos de nuestros demandantes en general, nos lo comunique, y en particular (permitidme esta debilidad) para un buen oficinista de 58 años con un muy difícil porvenir. La vida es así de simple.

jueves, 11 de noviembre de 2010

En el país del miedo.



Sólo allá donde impera el miedo, el silencio es capaz de extender su manto gélido, haciendo que el frío se instale en el tuétano mismo de los hueso. Sólo allá donde impera el miedo, la mordaza es complemento de moda en nuestra habitual indumentaria. Sólo allá donde el miedo extiende su imperio los pobres son perros mudos que rebuscan en los cubos de basura y los ricos y poderosos eructan sus gracias en las plazas del pueblo. Sólo allá donde el miedo extiende su imperio, la pena negra no es cante jondo sino dolor de tripas y miseria. Sólo allá donde impera el miedo se ejerce el derecho de pernada, el déspota arrebata al pobre su misero patrimonio, explota su trabajo sin compensación, humilla cien y una vez su dignidad herida, vomita su cinismo en el rostro mismo del deshonrado.

-Con permiso.
-Tengo miedo, ruego me disculpe mi patrón, pero temo por mí y por la suerte de mis hijos.
-Es verdad que culpa tiene usted.
-Discúlpeme de nuevo pero mis vecinos están en las últimas, le vendieron a usted el carnero y no han cobrado. No si yo lo decía por si hubiera por ahí un trabajillo, obviamente pagado.
-¡Ah, que de esos no le quedan!
-Sí, si lo siento, y usted que culpa tiene. Mire es que yo pensé que usted habiéndose quedado con el cortijo y como nos prometió cuando tomó posesión …
-¡Lo siento, lo siento no quería molestarle, si yo lo comprendo, es que todo está tan mal, y claro que culpa tiene usted de ello si cuando se hizo cargo de la posesión todo era una ruina.

En fin, como si no le hubiera dicho nada, procuraremos morirnos sin hacer mucho ruido o mejor, en silencio.



sábado, 6 de noviembre de 2010

A mi superhéroe favorito.




Me vas a permitir, de entrada, una aparente frivolidad, pero es que si no la suelto reviento, aunque te aseguro que este mi dislate contiene todo el candor de mis años mozos y no tan mozos, porque nunca perdí a parte del niño que fui. De todos es sabido que hasta bien llegada mi edad adulta fui un amante de la ciencia ficción y de los cómic de superhéroes. Entre mis favoritos se encontraba “la Patrulla X” hoy más conocida por “X men”. El jefe, el profesor era el Doctor Xavier, un, en apariencia, simple hombre condenado a una silla de ruedas. El Doctor Xavier no poseía los poderes de sus discípulos, jóvenes con capacidades extraordinarias, que volaban, gozaban de fuerza hercúlea, lanzaban rayos con la mirada o lograban mil y una proeza. A la postre, tan poderosos hombres y mujeres, en apariencia sobrados de ellos mismos, vivían sometidos a las múltiples contradicciones de su ser humano y mutante. Solo el Doctor Xavier, el profesor Xavier era capaz de darles sentido a su vida, a sus increíbles poderes, de transmitirles fortaleza en su horas bajas, sosiego en su desesperación, cordura en su insensatez, humildad ante su soberbia. Su presencia parecía distante, su anclado destino en la silla de ruedas no le permitía estar presente en las mil y una aventura diaria de sus jóvenes héroes, aunque siempre, cuando la última de las batallas parecía que había que darla por perdida, misteriosamente su voz resonaba en la mente o en el corazón de alguno de sus pupilos que terminaban por vencer, una vez más, al maligno Magneto.


Hay personas a las que vemos o no las vemos físicamente, nos rozamos con ellas a diario o su presencia es fugaz o de tarde en tarde, pero en cualquiera de las casos las intuimos, las sentimos, las amamos, ¿Cómo? Por aquello de que no se molesten los más ortodoxos, diríamos de ellas son seudo-ángeles. No son espíritus son carne mortal que viven entre nosotros. Tienen -a mi juicio- una mayor y notable influencia. Son santos aunque no lo certifique un papel ni falta que nos importa, porque son nuestros santos. Son esos seres imprescindibles, pero con la imprescindibilidad de todo aquello que en apariencia no lo es, pero que si no tuviéramos la certeza de que está ahí, nuestra vida sería pobre, miserable, despojada del conocimiento de lo que significa ternura, bondad, generosidad, amor.


«Yahvéh es Salvación». El significado de Jesús, salvo por el propio Jesucristo, no conozco a otro hombre que mejor encarne esta definición que Jesús Marchal Escalona. Su presencia, aún en medio de las aparentes contradicciones de su condición humana es un discurso sin palabras, es susurro, o voz en grito de que Yahvéh es Salvación. Es testimonio de esperanza, es fe inabarcable, es caridad en estado puro. No me queda por menos que recurrir al poeta, cuando faltan las palabras “Si yo te dijera estas cosas, amigo, ¿que fuego pondría en mi boca, que hierro candente, que olores, colores, sabores, contactos, sonidos? Y ¿cómo saber que me entiendes?”


Tú si que me entiendes, aunque tu bendita humildad se niegue a aceptarlo, aunque tu real ingenuidad no conciba que, fuera, en las calles, las gentes se dejen llevar por míseros afanes. Sí, Jesús, eres un libro sobre el que leer, eres horizonte de infinito belleza sobre el que Dios ha querido derrochar sus colores de amanecer y de atardecer al mismo tiempo.


De nuevo recurro a la Rapsodia, no por menos te veo recitando para todos nosotros que nos devanamos los sesos en cosas pueriles, estrofas como: “Me preguntas amigo, y no sé que respuesta he de darte. Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve. Yo quisiera que tú la sintiera también inundándote el alma, yo quisiera que a tí, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese, criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte. Si ahora yo te dijese que había que andar por ciudades perdidas y llorar en sus calles oscuras sintiéndote débil y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros, y sentirse hecho de aire y de nubes y de hierba muy verde.... “


Sí, Jesús, si alguna vez alguien ha tenido todo el derecho y el debe de escenificar “la Luz” de la Rapsodia, ese eres tú.


A mi amigo Jesús en su reciente cumpleaños



domingo, 31 de octubre de 2010

Plaza de Santa María.

Mi infancia y mi adolescencia compartió sitio con los siempre frágiles naranjos de la Plaza de Santa María. Vivíamos en la calle Montero Moya, a las espaldas del Obispado. La Plaza fue siempre una extensión de mi hogar. Se cobró jirones de piel de mis rodillas y la sangre de alguna herida, incluso lagrimas por la ausencia estival de mi primer y único amor. La plaza me dio todo lo que poseía: el olor del azahar (los magnolios aún no levantaban un palmo), su quietud en horas intempestivas, se hizo atalaya de la curiosidad infantil, refugio de esquivo adolescente. La Plaza, lugar de encuentro y despedida y estancia calibrada. Acogedora del pobre por sus piedras gastadas, distante del rico que sólo se limitaba a pasear su soberbia. La plaza era distinta según el lugar donde te sentaras:, de niño en las escaleras y los pinetes, de adolescente desafiante retrepado sobre las puertas de hierro, en mi primera juventud sentados en los poyetes tras los naranjos. La efímera existencia de las piletas fue suficiente para acompañar al niño que jugaba con las avispas. La Plaza te preparaba para entrar en la Catedral, hacia las veces de baptisterio, donde el sacramento se hacia de luz, color, aromas, sonidos que presagiaban a la Gran Custodia.

Mi plaza, nuestra plaza era lugar de encuentro, de vecindad, amistad, primeros amores, como ya dije: sala de estar de las modestas viviendas de alrededor, lugar centenario donde seres vivos echaron raíces. Una pléyade de pequeños propietarios sin escrituras han sido despojados de parte de su hogar, dicen que la han adquiridos unos tales "progreso" y "turismo", gente de mirada efímera y paso rápido con billete para la catedral.

Habéis querido arrancar y poner precio a mis recuerdos, pero jamás, jamás conseguiréis arrebatarme mis vivencias en la Plaza y Catedral de Santa María de la Asunción.

martes, 26 de octubre de 2010

La crisis y el Tercer Sector.



Hace pocos días un nutrido y destacado grupo de expertos provenientes del Tercer Sector, la Universidad y técnicos de la Administración Pública, invitados por la Asociación Objetivo Vida, Fejidif y la Fundación Luís Vives, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre la Crisis y el Tercer Sector. A nadie se le escapa que víctimas seguras de esta hecatombe económica son los más desfavorecidos, los que figuran en los márgenes de la sociedad y naturalmente por extensión, correlación o consecuencia las entidades sociales que actuamos entre ellos.

El impacto que sobre este amplio sector de la población tiene la crisis está siendo desigual según las políticas que aplican los gobiernos de unas y otras naciones o unos y otros territorio territorios o unos y otros signos políticos. El grado de veracidad de sus propuestas, por más que ellos crean otra cosa, no pueden medirse por su brillante o escasa capacidad de comunicación, que hoy “ni todo es oro lo que reluce ni toda la gente errante anda perdida”(-Bilbo Bolsón, poema sobre Aragorn en Rivendel), o mi libre adaptación: ni todo lo que el markting fabrica es verdad ni lo que decimos lo blogueros son desatinos-

La disposición de recursos es fundamental, nadie lo va a poner en duda. Y los mismos no afloran de la nada, hay que estrujarse las meninges para encontrar fórmulas que generen riqueza, animen la economía, le den vida a los mercados. Seguro que -sobretodo- en tiempos de escasez tenemos que practicar el ahorro, reducir el consumo, realizar sacrificios. Del último hasta el primero. Aunque siempre nos sentiremos escandalizados al comprobar como gente como la Sra. Cospedal ingresa 250.000 € de salario y se sorprenda de nuestra perplejidad

No me pierdo de mi principal objetivo. Les informaba sobre las Jornadas del Tercer Sector. Y sí, naturalmente hemos hablado de economía, pero también lo hemos hecho de dos cuestiones que, hasta el día de la fecha no he oído en ningún otro lugar en el que se hablara de la crisis:

La primera cuestión se refiere a las palabras o los conceptos. A base de prostituirlos, raro es el que no han perdido el rigor o la fortaleza que debiera de tener y en nuestro nivel de comprensión, circulan los mismos entre la vaguedad y el escepticismo a fuerza de escarmientos y desengaños. Un ejemplo, hablar de solidaridad, ONG y Tercer Mundo debiera de producir sentimientos positivos. No siempre es así, al menos tras escuchar noticias como las que nos contaban recientemente sobre una fundación próxima a un partido que de los 9 millones recaudados para una causa solidaria en un país sudamericano, solamente 120.000 euros habían llegado al país.

La segunda cuestión sobre la que estudiar, se refiere a la interlocución. Al menos los que vestimos canas pensamos que decisiones graves y de gran alcance se toman ilustradas no sólo por cuestiones de carácter cuantitativo o efectista o estético sino que debieran de adoptarse desde la ética o la moral, a mi juicio elementos irrenunciable que han de presidir las decisiones del hombre. ¡Pues va ser que no! En estos últimos años, muchos se han dedicado a desmontar credos y “fes” pero sin cultivar ni predicar alternativas, con lo cual las carencias son escandalosas.

En fin, sin un sentido profundo de las aspiraciones humanas, inmersos en la babel de la comunicación y sin generación y justa distribución de la riqueza, esa si es la crisis. Una crisis que se puede perpetuar hasta enterrarnos.

viernes, 15 de octubre de 2010

El Salustiano, acto primero





"Vengo de abajo, cansado de tanta cuesta. Vengo, no sé a dónde voy, huyendo de ella. La Miseria. Tiene en su casa las uñas de la soberbia, viven en un mundo cerrado del que se alimenta” Así cantaba Carlos Cano y ayer tarde, a la vuelta del ferial, se instaló de forma tozuda en mi cerebro un tanto aturdido y desinhibido por la cerveza y el vino, algunas de las canciones que de forma insistente, una y otra vez oía hace treinta años en la mili. No, no es que fuera un superfans de Carlos sino que solo tenía dos cassetes, una de Carlos Cano y la otra de Víctor Jara que reproducía reiteradamente sólo para ver la cara de mosqueo del teniente y el sargento que me mandaban. Y mire usted por donde la tonada resucita; en ese momento, precisamente en ese momento, cuando el vomito se me adueña, cuando aún los ecos de los infinitos ruidos y los labios sin palabras, o las palabras sin sustancia zuban y silban en mis oídos, ahora cuando mi equilibrio se pone a prueba, la cabeza me parece estallar, ahora... Casualmente, en medio del desfallecimiento, me parece ver a Salustiano, un hombre bueno, enfermo, con mujer y tres hijos. Se hace el huidizo, me ha parecido que estaba pidiendo. Su mujer trabajaba en una empresa de inserción, hasta que un cliente moroso la hizo quebrar y se vio en la calle. Hace más de treinta años, en la mili, sólo tenía dos casettes ... y en uno la canción de Salustiano que decía así: “Yo no creo que el sombrero les toque en la tómbola a esos gachós trajeados que viven de na, que lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban”

viernes, 17 de septiembre de 2010

Las reformas y los actos de fe




Hace algunos años nos convencieron que era signo de modernidad o cultura de los irremediables nuevos tiempos el continuo cambio de trabajo u empleo. Nos dijeron que se acabó el tiempo en el que uno entraba de modesto dependiente en un comercio y se jubilaba en este. Nos dijeron de la necesidad de formarse continuamente para migrar sin desmayo de un empleo a otro. Nosotros a duras penas y aún a pesar de la zozobra de tener que aceptar vivir con la disyuntiva de tendré o no un trabajo para dar de comer a los míos, aprobamos crédulos las propuestas. Nuestro acto de fe comportaba romper con cierta cultura mediterránea que suponía vivir con lo justito pero en la certeza de llegar a la jubilación con unos ingresos seguros y, por el contrario, entrar en un mundo en el que nuestras recién inoculadas ambiciones consumistas serían colmadas con puestos de trabajo inestables pero siempre al alcance de nuestros esfuerzos. Ese acto de fe suponía –al menos- tres certezas a las que no renunciar: la primera de ellas es que pensábamos que ante el despido de un trabajo continuaríamos –al menos- con los mismos amparos legales, que las indemnizaciones por desempleo estarían garantizadas al mismo nivel, que la anhelada pensión de jubilación la percibiríamos cuando aún tuviéramos salud para disfrutarla. Nuestro acto de fe, nuestra confianza ha sido frustrada . Ante lo cual no existen terceras vías. O callar y asentir o protestar con una sola voz, la que en derecho y en justicia nos permite una HUELGA GENERAL.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Carta de un amigo.


Querido amigo, vengo observando por lo que me cuentas que, como era de esperar, las tribulaciones no te dejan y las dificultades en tu tarea se suceden. Se me antoja que una cierta zozobra te nubla el alma y la rabia a veces no te deja dormir. Si es así, no dejes que tu ánimo se hunda. En realidad las dificultades que me cuentas constituyen esa parte del viaje a Itaca que tanto te atrajo y en el que estamos todos embarcados. Pero, igual que hasta ahora, sabrás superar tentaciones y peligros y seguir adelante con dignidad. Ese es el empeño que siempre nos ha unido en los mismos y distintos proyectos que hemos vivido.

De las tormentas para qué voy a hablarte, son siempre distintas e impredecibles; ya conoces mi posición y las que he vivido y vivo aun; las tentaciones, sin embargo, son con frecuencia más peligrosas. Se escudan en argucias emocionales y falsas apariencias que nos incitan a quedarnos quietos, cómodos y acobardados, a justificarnos, a recrearnos en nosotros mismos, a instalarnos definitivamente como si hubiéramos llegado; en definitiva, a no tomar las decisiones (a veces difíciles) que debemos en cada momento. Pero hemos de seguir….en situaciones y tareas distintas, con personas distintas, en ambientes diferentes; a veces con el corazón roto por la incomprensión, el acoso cobarde y las deslealtades indignas, pero hay que seguir caminando con la cabeza alta y el corazón limpio y abierto, dispuesto a todo y a pesar de todo.

En ese largo caminar que aun nos queda, que no te abrumen las decepciones, ni los escollos, ni las traiciones más o menos encubiertas. Que no se te nuble la vista a la hora de mirar y sentir orgullo de la entrega y compromiso que siempre te definió. Ni siquiera te hagan dudar las respuestas blandas, tibias o ambiguas de quienes otrora fueron compañeros ( o compañeras) de viaje y hoy miran con frialdad hacia otro lado cuando esperas de ellos el calor de quien una vez compartió el mismo fuego y hoy, como tú dirías, se han pasado “ al lado oscuro”.

A pesar de todo mira hacia delante con la entereza de siempre y si, como hasta ahora, continuas con valentía y nobleza de corazón, la vuelta a tu ansiada Itaca seguro que estará más cerca. Quizá cuando llegues a puerto, si los dioses lo permiten, yo pueda estar también por allí, llevado por otros vientos. Descansaremos entonces y es posible que se nos permita, juntos, comprender aunque sea en parte el sentido del rompecabezas de la vida, y al poner orden en los acontecimientos vividos puede que encontremos al fin la ansiada paz que buscamos.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El de la telefónica nos quiere incomunicar


El jefe de la Telefónica o es un romántico o su avaricia supera con creces su interpretación sobre el progreso de los ciudadanos. El hombre dice que tiene que subir las tarifas de acceso a internet dado que -según sus declaraciones- "el sistema no da para más", vamos que él y otros cuantos no llegan a final de mes los pobres tras duras y agotadoras jornadas, me los imagino como las operadoras de las antiguas centralitas de teléfonos dándoles al manubrio con fruición (no seáis mal pensados). El hombre dice que quién más utilice la red que pague más, algo así como si los camioneros, taxistas y otros gremios de transporte pagaran más por hacer más uso de las carreteras, independientemente de los impuestos que paguen por su actividad.


Aún recuerdo cuando Telefónica era un servicio público nacional y nos animaron a comprar "matildes-acciones" para robustecer el servicio de comunicaciones. Igualmente recuerdo cuando el gobierno de Aznar "vendió" a un amigo de este, un tal Villalonga, la compañía telefónica. al poco este hombre era uno de los más ricos del país. Naturalmente mientras éste se hacía rico, aligeraban las plantillas de personal de la empresa. Con el rollete del libre mercado empezaron a aflorar empresas de telefonía y lo único que saqué en claro de las mismas es que pocos metros de cable e infraestructura pusieron, que cambiaban de nombre como don Juan de amantes y que se vendían y se compraban de un día para otro (juzguen ustedes).


El progreso depende en gran medida de una comunicación sin límite, nuestro destino lo hemos hipotecado a la globalización y eso parece algo irreversible, o posiblemente el hombre jefe de telefónica sea un romántico y quiere que regresemos a las tertulias de café y a la comunicación epistolar aún a costa de su puesto de trabajo.


Y termino. Una tarifa plana doméstica y decente nos cuesta más de 700 euros al año (por más milongas y descuentos que nos cuenten), más de 100.000 pesetas ¿Qué más quieren, nuestra sangre?

miércoles, 25 de agosto de 2010

Agujero negro




Hay vida más allá del centro gravitacional político. Aunque parezca mentira y los noticiarios no lo registren hay vida. Vida que no se rinde ante el desaliento, vida que se alimenta de la más mínima brisa o bocanada de aire fresco. Vida sin encasillar, quizá porque a nadie le importe. Vida que se hace vida con cada amanecer, con cada hora, con cada minuto. Vidas que se somete a trabajos mezquinos y ruines, pero que son la única alternativa posible para dar de comer a la familia y pagar la hipoteca. Vidas que no esperan nada de nadie, solo tal vez que “nos toque la lotería”. Vidas instaladas en la decepción, la melancolía y el desaliento. Hace muchos años que los trabajadores dejaron de celebrar la fiesta del trabajo, al igual que desaparecieron los gremios, las hermandades del trabajo, o la conciencia de clase. Muchas cosas habrán de cambiarse: dirigentes, proyectos, modos, estilos... No cambiarán por influyo de dioses misteriores, sólo si nosotros cambiamos algo podrá cambiar. Los compañeros de antaño solo quedan entre algunos jubilados, hoy somos seres desconocidos que se aguantan en el tajo y que compiten de manera inmisericorde por unos céntimos de más: es la cultura de la productividad, y ya se sabe las batallas se ganan teniendo al enemigo dividido. Y mientras nosotros discutimos sobre nuestra angustias y miserias, el centro gravitacional responsable de esa cultura, cual agujero negro todo lo consume.

jueves, 19 de agosto de 2010

Serpiente de verano


¡Cuánto echo de menos aquellos veranos en los que la “serpiente informativa”, era la enésima reaparición del monstruo del Lago Ness o la aparición de un OVNI! ¡Qué tardes de sosiego! ¡Qué emocionantes! ¿Será verdad? ¡Ya están ahiiií! ¡Pués yo tengo un primo que estuvo en Escocia que dice..! ¡Un vecino de un amigo dice que vio una nave espacial al “laíco” mismo del Pantano del Quiebrajano.

¡¡Snif!!. Este verano para UFOS el Pepiño Blanco y José Mari Aznar, ¡vaya par de extraterrestres! Y para monstruos, la Belén Esteban. Y es que con la crisis hasta los contadores de historias se les ha devaluado la imaginación.

Desempleo juvenil ¿no hay salida?




Un informe reciente de la OIT cuantifica el desempleo juvenil en un 13% , manifestando una profunda preocupación, dado que el dato es el más alto de la historia reciente. Si las cifras son preocupantes en ese nivel de observación que pensarían si les facilitáramos datos desde la Asociación Objetivo Vida que estima que, entre una población de un territorio vulnerable como es la Zona Sur de Jaén, esta cifra se dispara hasta el 27’20%. Bueno es recordar que el paro juvenil se registra hasta los 24 años. Recuerden por otra parte que se supone que estamos con las generaciones de jóvenes mejores preparados de toda nuestra historia, ¿que ocurre entonces? Es de imaginar que en los despachos del ramo las alarmas tienen que haber saltado hasta el estruendo, es del todo inadmisible soportar esta más que cruda realidad, podríamos estar haciendo que quebrara o fuera incapaz de dar respuestas nuestros sistemas de protección social sino a la vez que tentando a la suerte con los de seguridad ciudadana. Dice Sara Elder, economista de la OIT que estamos ante una “generación perdida” o lo que es lo mismo ante “un grupo de jóvenes desanimados que, después de una larga y frustrada búsqueda de empleo, se excluye del mundo laboral”. También la administración catalana ha fijado su atención ante el creciente incremento de la llamada “generación nini”, (ni estudian ni trabajan). Esta alarmante situación exige una atención especial, y mucho me temo que las medidas que se están adoptando no son suficientes.

viernes, 6 de agosto de 2010

Hace más de un año predicando en el desierto




Pronto dará comienzo al Curso Escolar y Político. En situaciones de normalidad social -vamos, sin un paro galopante y sin temor a afrontar lo más básico, tal como es la subsistencia- el debate político comportaría pasión, excepticismo, hilaridad o tedio. Lo malo es que no vivimos en la normalidad y rara es la vez que cuando oímos a buena parte de la clase política no nos produce indignación o sonrojo. Vivimos en una situación dramática, y en la que -paradojicamente- los contendientes políticos sean del gobierno o la oposición, fervientes creyentes o ateos, cobran religiosamente por decirse sandeces los unos a los otros. Creo que son de la convicción que el electorado esta enfermo de estulticia. Si así no fuera, no sólo no dirían tantas memeces sino que, además, cada vez que abrieran la boca se les haría un nudo en la garganta a causa de la responsabilidad que tienen.

Estamos mal, aunque unos lo nieguen y otros lo maximalicen. Estamos mal, y seguro que todos estamos dispuestos a hacer esfuerzos, así que tengan la decendía de proponer cosas pensadas, responsables, equilibradas, justas y mojensen. Y si su riesgo los lleva a su puesto de trabajo, agradezcan el que tienen uno, y si no lo tienen, esa es su vergüenza no la responsabilidad de los electores, por tanto menos abusos para vivir ricamente instalados y sin problemas a final de mes.

Estamos mal, lo sabemos y sabemos aquello que tan sabiamente dice el refranero español “ella sola se murio y entre todos la mataron”. No queremos morirnos, no queremos hundirnos aún más en el fango de la crisis, pero reflexionen, Aquí no hay un sólo culpable: “entre todos la mataron”. Hagan algo ¡ya! Y cierren la boca, que no nos dejan ni oir nuestras hambrientas tripas.

Convicciones e intereses


Hubo un tiempo (quizás) en el que los hombre vertebraban proyectos en común por coincidencia de convicciones. Convicciones que tenían más que ver con sueños, con mitos y certezas que representaban, lo que para ellos tendría necesariamente que suponer, un mundo mejor. Algunos de aquellos deseos adquirieron cierta fortaleza y se plasmaron en manifiestos e incluso en normas. La coincidencia de convicciones forjó redes de intereses. Luego, más tarde, los intereses adquirieron predominio e hicieron caer en olvido a las convicciones que soñaran y que deseaban –desde su humilde entender- lo mejor para la humanidad. Por más esfuerzos que haga así veo a los grandes grupos organizados, sean quienes sean: redes de intereses de las que sólo un pins o una medalla rememoran convicciones que quedaron como “marca comercial” de un dudoso interés colectivo. La silenciosa revolución de los que clasificaba Popper como “tontos útiles” y “compañeros de viaje” los aúpa al poder sin que nadie note la ausencia de compromisos ideológicos.

Hacia el abismo



Las historias de ciencia ficción suelen comenzar recreando una situación social distinta a la habitual de los lectores. Siempre algún tipo de detonante especial provoca un cambio que explica la escenografía social y ambiental de la historia en cuestión. En algunos casos, los escritores de ciencia ficción han sido verdaderos profetas de situaciones venideras; en otros, sus hipótesis han sido superadas por la realidad. Todos podemos hacer conjeturas sobre el futuro. Muchos son los indicios que a lo largo de estas últimas décadas nos están dando información de cómo puede ser el mismo. Lo terrible es que parece que nadie desea saber de este, es como si corriéramos a un abismo y, aún a distancia, lejos de frenar, aceleraramos. Recursos y distribución son las únicas cuestiones sobre las que tendríamos que estar haciendo reflexiones profundas. El futuro ya está ahí, pero la ceguera y el egoísmo de algunos parece que nos condena a seguir corriendo al abismo.

Lucha contra la pobreza


Lucha contra la pobreza

Este año, la Unión Europea tenía previsto dedicarlo o poner énfasis mediático en la lucha contra la pobreza. Según cifras oficiales, el 17% de los europeos carecen de los recursos necesarios para cubrir sus necesidades básicas. Muchos de ustedes estarían por conjeturar que la cifra es mayor, y peor aún si las actualizamos a la cruda realidad del hoy y la crisis económica.
Angustia observar cómo la pobreza se extiende, cómo en zonas deprimidas que hemos acariciado el espejismo del bienestar, de nuevo topamos con la cruda realidad de nuestras limitadas posibilidades. Nos invade la incertidumbre cuando comprobamos cómo países históricamente mejor situados económicamente van a recortar sus posibilidades de transferencia de recursos a regiones más pobres. Indigna, sí , indigna observar cómo algunos de los acabados que nos gobiernan lo único que hacen es emplearse en palabras altisonantes y vacías para justificar su inoperancia.
Pero no quisiera terminar en desaliento, me gustaría hacer mención del Fondo Social Europeo, se ha consolidado como una herramienta eficaz aunque no totalizante, ha favorecido la inserción social y laboral de personas en riesgo de exclusión y ha significado una magnifica oportunidad para que el Tercer Sector aúne esfuerzos y cree sinergias. Ojalá no se lo carguen.

Conmover y edificar.



Hay sucesos que conmueven y otros que edifican. Los cientos de acontecimientos vitales que la Semana Santa propicia son capaces, unos de conmover y otros de edificar. La conmoción es un mecanismo que obra sobre nuestros sentidos. Un escalofrío, una lágrima que se derrama, un nudo en el estómago, una risa incontenible, son algunas de esas reacciones que nos provoca el visionado, la atmosfera de una situación fuera de lo común o que nos rememora vivencias pasadas. La Semana de Pasión, cuanto menos, conmueve a un número importante de creyentes pero también seduce con especial embrujo a un buen número de seguidores a secas que reviven sus personales historias bajo el amplio y generoso paraguas de la Pasión y Muerte de Jesucristo. La Semana Santa en Andalucía apenas tiene indiferentes, el misterio de la vida y la muerte se interpreta en las mismas calles, y hasta los más escépticos se aproximan a la resurrección en el resurgir primaveral. Ahora bien, no todo el que se conmueve, aprende y edifica. Hay de los que se quedan extasiados observando una puesta de sol y jamás plantarán un árbol.

El desplome de la trinidad entronizada




Una trinidad entronizada: el sistema financiero, el libre mercado y el poder político. Unos dioses que reclaman nuestra fe y exigen sacrificios a cambio de procurarnos bienestar y estabilidad se derrumban ante nuestras atónitas miradas. Múltiples oblaciones en forma de ahorro, pequeñas inversiones o votos en los altares de los cultos han sido en balde. Nuestro postrarnos de hinojos hasta enseñar las vergüenzas ante los sacerdotes mediadores de este “culto salvífico”, de nada nos ha servido. Como judíos en el éxodo, nos criminalizamos mutuamente: los comerciantes acusan a los funcionarios, los autónomos a los agricultores, los empleados de hostelería al personal de oficios. Buscadle las combinaciones que queráis, el triunfo de los dioses estriba en nuestra desunión y en la fijación de toda suerte de periodos cuaresmales en forma de estafas, despidos o recortes. Los dioses no se equivocan aunque sus “no errores” los purgan los mortales. La divinidad y su bien protegida casta sacerdotal siguen disponiendo si pudor de nuestras vidas y haciendas. De vez en cuando, como si de una tragedia griega se tratara, los dioses escenifican enfrentamiento. Pero no habéis de preocuparos los dioses son perennes, sólo los mortales causan bajas. Busqué consuelo en la palabra sagrada y encontré aquello de “no os preocupéis por el día de mañana, porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día su propio afán.”, pero no me sentí reconfortado porque alguien mi esperanza la hizo estulticia

Rafael Latorre

domingo, 25 de julio de 2010

Una propuesta de refresco




El tijeretazo que se aplica a cada cuatro funcionarios viene a ser igual que el importe del PRODI, esa paguita de 420 euros que alguien ha tenido a bien disponer como el último de los recursos para los desempleados/as. Es mi único consuelo, pensar que la estrechez de mi familia al menos puede servir para la subsistencia de otra. La solidaridad sólo se vive en estos niveles, aunque, alguien para denigrar nuestra acción, ha tenido la ocurrencia de hacerla Real Decreto.

El resto de los mortales acomodados, empezando por los que ocupan escaños y terminando por los que se sientan en los grandes consejos de administración, debaten y pontifican hasta el denuedo sobre la gravedad de la crisis y sus ocurrentes soluciones, en las que casualmente siempre son los otros, curiosamente los más desprotegidos, sobre los que ha de recaer el peso del solvento.

La enorme avaricia de unos ligada a la desfachatez de los que no tuvieron reparo en endeudar a las administraciones públicas con tal de seguir ejerciendo su mezquino poder nos ha llevado a esta nefanda situación. Y como hasta el más tonto puede hacer propuesta, ahí va la mía: que cualquier político que lleve más de un año cobrando del erario público ( sea del gobierno o de la oposición) marche a casa a disfrutar de su merecido descanso y se dedique a sus menesteres privados. No es por ahorrar en trienios, está demostrado que hay que cambiar en profundidad y con los de siempre eso es imposible. Estoy seguro que la “bisoñez” de los suplentes sería un activo en lugar de una carencia.