Apenas das una vuelta por la red de redes, compruebas el enorme malestar que existen entre los internautas avanzados y no tan avanzados. Y no, no vayan a pensar que la causa es la posibilidad o no de bajarse una peliculita o un par de canciones. El cabreo que algunos definen o se definen como antisistemas es motivado por la frustración, la decepción, la absoluta desconfianza ante aquellos que ostentan los poderes económicos, políticos, mediáticos y en general ante todos los que han hecho uso y abuso de la confianza y el crédito de los ciudadanos.
La red presta voz a miles, cientos de miles de seres humanos que hasta la irrupción de los bip estaban condenados al silencio. La red está reorganizando a la sociedad civil de forma silenciosa, la empodera de conocimiento, de sentimiento, incluso de capacidad movilizadora. Un pacífico ordenador o un inofensivo teléfono móvil se están convirtiendo en armas de defensa e incluso de ataque. Ni la CIA ni cualquier otro servicio secreto, menos aún cualquier humilde mortal han sido capaces de adivinar lo que iba a suceder en Túnez, en Egipto, en Jordania, en Yemen. Los poderes públicos de la vieja Europa y los EEUU parecen poco preocupados sobre el uso de la red, o al menos lo aparentan. Aunque todos los paises, con una u otra excusa, intentan cuajarse sus pequeñas leyes "sinde".
Es posible o quizá solo un sueño que la red nos permita recrear a la antigua ágora griega, la plaza del pueblo donde los ciudadanos libres manifestaban su opinión ante otros ciudadanos libres y hablaban sin pudor ni miedo de la cosa pública. Soy consciente de que no todo es tan idílico como parece, vean si no: desde el burdo uso que de la red hacen algunos de los instalados en las distintas manifestaciones de poder o al que le dan -por ejemplo- el Gobierno chino, sometiendo a sus ciudadanos a una estrechísima vigilancia de las redes sociales o del archiconocido google. Una y otra manifestación: tanto la burda como la opresora la finalidad su finalidad es mantenerse en el poder a toda costa.
Nunca desistir, aprovechemos esta magnifica oportunidad y sigamos tejiendo una verdadera red social de comunicación. El capital del conocimiento y la información ha de ser patrimonio de todos, seguramente puede sonar a ensoñación cuando ya tiene precio la tierra, el agua y pronto hasta el aire que respiramos pero no por ello vamos a renunciar a que algún día se puedan operar los debidos cambios.