Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



viernes, 22 de julio de 2011

Aviso a responsables de ONGs.


Sabed mis hermanos de tribulaciones que, cuando la tormenta arrecia y los océanos se muestras bravíos y el navío amenaza zozobra, las alimañas y los cobardes son los primeros en abandonar la cubierta. Aun con ello, ahí, no acabarán vuestros pesares. Bien es sabido que cobardía y avaricia suelen ir de la mano, y aquellos que huyeron dejando a su suerte al resto de la tripulación y a un atemorizado pasaje, intentarán ante la autoridad portuaria, denigrar vuestros nombres con insultos y mentiras y rapiñar la modesta carga salvada tras heroico esfuerzo. Dirán que tu los enrolaste con engaño sin recordar que se colaron furtivos por la sentina o suplicaron embarcar en vuestro navío, aduciendo con mentira poseer espíritu aventurero, el corazón solidario y en carne viva. Ojalá os libren los dioses de tan funesta experiencia, estábamos preparados para el rayo, la calma chicha, el hambre y la sed hasta -peor que mejor- las prolongadas ausencias de nuestros seres queridos pero nunca para la traición de aquellos con los que partiste el pan, incluso -ingenuamente- compartiste tu fe y tus sueños. En todo caso, sabed mis hermanos: estoy orgulloso de mi tripulación; son gente recia, abnegada y valerosa, sabedora que el pasaje depende de su aplomo y sacrificio. La confianza y la lealtad son su santo y seña e Ítaca su soñado destino. Salud hermanos, aguantad, seguid soñando y deseando un mundo mejor, aunque la miseria y la insolidaridad amenacen con hundiros. Jamás desfallecer, mantened el rumbo firme.

P.D. Otro día, en tono menos poético, hablaremos de la realidad y pondremos nombre a las amenazas.