Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



viernes, 4 de febrero de 2011

La flores del almendro.



Los últimos días de enero, en circunstancias de ordinario, los almendros florecen causando una natural fascinación. Pocos saben que en estas fechas, es costumbre desde antiguo -especialmente en el medio rural- regalar a la mujer amada un ramito de flores de almendro. De esos hombres rudos, tímidos, rústicos y de manos encallecidas salían las más bellas declaraciones de amor sin palabras. “La primera flor con la que se ilumina la primavera eres tú”. “Eres la luz, el color, el aroma, la flor que rompe con el duro invierno, con la tristeza, la soledad y anuncia una nueva primavera en mi vida”. Cuatro pequeñas y frágiles florecillas contenían más honestidad, amor y pasión que la más cara y exótica de las orquídeas u obligado regalo del “San Valentín de los Grandes Almacenes”.

Aún andamos de duelo por los tres recientes asesinatos perpetrados sobre mujeres. Mensajes de indignación, dolor y repulsa se repiten por doquier. Con razón. Pero tras recobrar un poco el sosiego, da la impresión de la sola existencia de gente que intenta defender de manera numantina la razón de una institución pública, una ideología política e incluso ciertas actitudes de androfobia. El resto guarda silencio. A mi juicio, y siendo políticamente correcto, una gran mayoría de hombres y mujeres se aman, y del amor que se profesan forman proyectos de vida en común, crían hijos, sostienen familias y vertebran sociedad. El potencial familiar es valiosisimo, profundizar en los secretos de la convivencia, ponerlos en valor, edificarlos y enseñarlos a nuestros hijos e hijas será el mejor de los instrumentos para luchar contra los desalmados. Regala una ramita de almendro, sin palabras, sólo con brillo en los ojos. ¡Venga hombre! Va por ellas.

2 comentarios:

  1. sería igualmente una lástima romperla dada su belleza

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  2. Si a una persona que aborrece el concepto familia le dices hijo de puta, seguro que te dice de todo. En teoría no debería molestarle porque no cree en que la institución. En teoría, claro.

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