Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



lunes, 21 de marzo de 2011

El río

Primero -quizá- lo prosaico. A pocos kilómetros de la ciudad de Jaén, en un paraje llamado Puente de la Sierra, se desliza mansamente un humilde río. Siendo pequeño, no tenía nombre, era sencillamente el río. Al igual que un destartalado autobús que nos aproximaba era sencillamente el coche. En los torridos domingos del veranos, de nuestra ciudad, decenas de familias bajaban al río. Cajas de cerveza, algún que otro refresco, sandías y otras delicias esperaban sumergidas en el lecho del río, mientras los niños alborotaban en las represas que con piedras y troncos habían construido expertas y rudas manos. Las madres con los pañuelos en la cabeza miraban con mimo a su prole mientras los padres aparentaban ser expertos nadadores en chilanquillos que no sobrepasaba su altura pero si la de los pequeños. Tardes felices a la sombra de las choperas, algún adulto sorprendía haciendo sonar una flauta de una caña recién cortada. La jornada terminaba cuando el único y envidiado transistor del paraje llenaba el aire de "carrusel deportivo", entonces, hacíamos de nuevo camino para encontrarnos con el coche que nos esperaba en el portazgo.

Segundo. Sobre este río de mi infancia he querido recrear alguna lectura de mi juventud: "Ilusiones" de Richard Bach, más conocido por su libro "Juan Salvador Gaviota" . Quizá en este tiempo nos haga falta recobrar algo de la ingenua osadía del personaje de Ilusiones.



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4 comentarios:

  1. Buena referencia la de la lectura. Siento el vídeo no verlo, no suelo verlos en ningún blog por problemas creo que del sistema, se enlentece y acaba bloqueando.

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  2. Gracias Rafa por traerme recuerdos de un tiempo en el que nadie, o casi nadie, tenía piscina, o un amigo con piscina, o un coche para irse a la playa. Esos domingos eran maravillosos, rodeados de la familia. Una lástima que cada día más se pierdan estos espacios periurbanos en los que tanto y tantos hemos disfrutado.

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  3. Ay!!! Se nos olvida que la corriente te levanta del fondo y te eleva, siempre pensamos que nos arrastra y nos golpea contra las rocas. Cuánto miedo a soltarnos, a aventurarnos a lo desconocido!!!

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  4. No es mi Juanmi soy yo. Yo siempre con mis problemas con las nuevas tecnologías. Un beso para todos

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