Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



viernes, 24 de agosto de 2012

Que me lo expliquen.


Hace algunos años compre una pequeña instalación de placas solares. Las mismas estaban subvencionadas con fondos europeos con el 50% del valor. Tras unos cuantos papeles que gestionó la misma empresa instaladora, tenía yo mi flamante equipo. Todo tecnología alemana. La pregunta que quiero formularles es la siguiente ¿a quién subvencionaron? ¿A mí, o tal vez a la fábrica alemana?. Sí, quedó como que yo era el “beneficiario”. Bien, pasemos a otro producto europeo –porque es europeo faltaría más- nuestro aceite. ¿A quién subvencionan? Sí, mire usted por donde, al vendedor. ¿Qué nos interesaría? En efecto, imagínense que subvencionaran al comprador de aceite con un descuento del 50%. Esto sería como en el mercadillo “vamos que me lo quitan de las manos” Pues esta es nuestra triste historia en estos últimos tiempos. En el fondo subvencionan a la industria alemana pero con tanta habilidad y astucia que los que son “subvencionados” somos nosotros. Curiosamente, cuando es al contrario y somos nosotros los vendedores, nuestra industria agrícola es la subvencionada. Podríamos hablar de otros productos que seguro están en la mente de todos (sopladoras, vibradoras, etc) pero tampoco es cuestión de ponernos peor el cuerpo.  Para más “inri”, los mandamases teutones nos hacen aparecer ante los trabajadores alemanes de gente indolente y vaga a la que le regalan el dinero. Y hasta aquí hemos llegado, les podríamos permitir que nos llamaran estúpidos, dado que nos dejamos tomar el pelo de manera natural, o un poco memos, porque confiamos en nuestros representantes políticos que son los que negocian estas “maravillosas” condiciones, pero de vagos y maleantes que miren para otro sitio.

P.D. Algunos amigos ya han empezado, antes de comprar un producto, a mirar su lugar de fabricación. No es mala práctica. Recuerden lo que pasó con los famosos pepinos, la culpa era de ellos, causaron un enorme daño económico a nuestros agricultores y nadie pidió una maldita disculpa.

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