Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



miércoles, 22 de agosto de 2012

Ideas de refresco.



Aunque diga, rediga  y asegure que lo expresado es sin acritud, siempre habrá quién opine de otra forma y aduzca que mi posición mental es sólo mala baba o tal vez resentimiento. Desde hace ya algunos años soy un simple espectador de la política y sí, también, un opinador mas que, lejos de pretender influir en nadie, piensa y repiensa solo como gimnasia mental. Aunque, miren por donde, hoy si me gustaría influir en la decisión de algunos. Sí, pongamos por caso, de todos aquellos que llevan ya más de un trienio cobrando del erario público sin ser empleado o funcionario del mismo: “Muchas gracias por sus servicios prestados y regresen a su puesto de trabajo o búsquense la vida como el resto de los conciudadanos. ¡Oiga! Sin acritud, ¡Márchense! ¿No se les ha ocurrido pensar que tienen responsabilidad compartida con lo que está ocurriendo? Sí, por acción, por omisión, por estulticia o por delincuencia. ¿No han reparado que han podido ser autores o cómplices,-sea conscientes o inconscientes- del desastre en el que estamos instalados?. Líbreme ¡por Dios!, pensar que actuaron de mala fe u otra torticera intención, pero de no ser así solo me queda: ignorancia, ingenuidad o incompetencia. Por tanto, lo dicho: márchense. Pero conforme cierran la puerta, háganos un último favor: díganle a todos esos compañeretes que ambicionan sustituirles, que se lo piensen bien, que la gente está ya muy quemada y va a empezar a pedir responsabilidades de todo orden a aquel que aspire a cualquier tipo de poltrona. También explíquenles muy bien cual es la situación, no vaya a ser que después aleguen ignorancia; y por último, adviértanle sobre cual es la situación en la calle, que ya no hay donde estrujar más al ciudadano y que las prebendas -hasta ahora disfrutadas- están por acabarse. ¡Ah!, y no se preocupen por nosotros, entre 46 millones de españoles, digo yo que habrá ideas de refresco”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario