A ver como les cuento esto. Por ahora pospongo trasladarles mi estado de ánimo. Los hechos: Hace pocos días un joven, 33 años, para más señas el hijo de una limpiadora que trabaja en una pequeña empresa de inserción, casado con tres hijos; tras varios intentos laborales fallidos y la amenaza de los bancos de arrebatarle el humilde hogar a la madre que le avalara, no ha podido más, se ha quitado la vida. Otro pueblo de nuestra querida provincia , coincidiendo casi en las fechas (no les voy a dar datos personales, no me corresponde), un hombre de 55 años, se arroja desde lo alto de un edificio. Le acaban de despedir sin indemnización alguna, llevaba 22 años trabajando en la empresa. Algunos días después: un pobre infeliz se tumba en medio de una calle, interrumpiendo la circulación, dice voz en grito que no se moverá de allí, hasta que tenga la garantía de dar de comer a sus hijos ese día. Las tres noticias no las he leído en periódicos, ni la he visto en la tele, ni oído en la radio, las conozco porque forman parte de mi entorno próximo ¿No lo sabían? Por el contrario, seguro que todos están al corriente de sucesos similares en Grecia. No es mi máxima preocupación el tratamiento informativo, mi preocupación y mi rabia se direcciona en determinar delitos y delincuentes (o siendo políticamente correctos: “presuntos”). Todos estos ladrones de guante blanco que lo mismo ocupan puestos de responsabilidad en lo público como en lo privado, todos estos delincuentes que hacen carrera a través del hurto, la corrupción, la estafa , hay que añadirles sin temor a equivocarnos , el homicidio, porque todos esos suicidios son consecuencia directa de sus actos. Y sí, estoy que rabio, porque todo el dolor, todo la miseria, las consecuencias de sus tropelías están echándolas sobre nuestras espaldas. Las de los humildes y desprotegidos asalariados, las de los modestos comerciantes, las de las familias que a su vez sostienen en precario equilibrio a otras familias de su entorno. Estos criminales no pueden quedar impunes, no me vale la miserable y machacona cancioncilla de que “es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, estos criminales han de estar en la cárcel, y no jubilados con cuantiosas pensiones o en los mismos o distintos puestos de responsabilidad. Gracias por permitirme el desahogo.
Emitido en Cadena SER. Multimedia Giennense (04/06/2012)
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