Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



lunes, 1 de abril de 2013

Desempleo juvenil


Hacer un par de días Eurostat, la oficina estadística europea, una vez más, aumentaba las
razones para la angustia y pesimismo. E desempleo juvenil sigue en alza: en España, el 57,6% de los menores de 25 años está en paro. Se trata de una cifra récord sólo igualada por Grecia, cuya tasa de desempleo juvenil es también del 57,6%.

En el conjunto de la Unión Europea, es del 22,2 % y las tasas más bajas de desempleo entre
la gente joven se registraron en Alemania (8,1%), Austria (9%) y Holanda (9,7%).

No sé lo que están haciendo en esos países o en el resto de Europa, me imagino o constato
que la crisis ha empobrecido a todos, o eso quiero creer. En cualquiera de los casos -y a losdatos me remito- al menos, parece que a los jóvenes no los han dejado tirado tal cual vulgar colilla. Aquí, en España, el dato produce algo más que escalofrío,produce pavor.

No soy capaz de entenderlo. Por momentos, me da la sensación, tal como si a quién le corresponda, hubiera tirado la toalla. Que emigren, hala que marchen, que se busquen la vida por ahí, así aliviarán la presión de las cifras, así hasta puede parecer que hemos hecho algo.

Por otra parte, incrementar la edad de jubilación significa simple y llanamente taponar la posibilidad de incorporarse a los escasos puestos de trabajo existentes. Por no hablar de lo incompresible que resulta explicarse cómo es posible que personas que han cruzado ya el umbral de los 60 años y por lógica biológica sus facultades van en declive y su nivel de riesgo a enfermar va en aumento, se les retire o disminuya distintos recursos de protección de la salud, a la vez que se les obligue a que mantengan a sus hijos, esos que engrosan las cifras antedichas.

De verdad, que me lo expliquen. Sé que vivimos tiempos de escasez, se que nos toca pagar los platos rotos que unos y otros destrozaron en sus fiestas. Se que nos toca hacer esfuerzos, pero sigo sin poder explicarme cómo los más ricos están consumiendo y permitiéndose más lujos que nunca (no es una expresión gratuita a las estadísticas de venta de coches de lujo me remito, entre otras) y las clases medias y los más pobres se han empobrecido (valga la redundancia) más allá de todo límite razonable.

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