Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



lunes, 1 de abril de 2013

PROPUESTAS VITALES PARA SALIR DE LA CRISIS.




Hace algunos años me sorprendió hasta la perplejidad un juego de “rol” con el que se divertían unos chicos. el usuario tiene un reto por delante: conquistar o ganar algo y vencer obstáculos, ya sea “matando zombies” o superando otro tipo de inconvenientes. A lo largo del juego se dispone de una serie de “armas” o “refuerzos” que facilitan el progreso del protagonista. Cual mi sorpresa, los recursos extraordinarios no eran otros que paquetes u objetos que simbolizaban la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Sí, las virtudes cardinales. De la sorpresa a la comprensión.

En efecto, las virtudes forman parte del contexto religioso, lo extraordinario, en este caso, es haber transcendido el mismo de forma tan peculiar. Atisbo cierta avidez de ir al encuentro de valor, ojala o quede sólo en el estadio de lo épico. Tal como está el patio (les ahorro referencias) es preciso poner de relieve ya sea virtudes o actitudes que hagan de la vida de los jóvenes y adultos algo digno de ser vivido. Los referentes y los valores siempre son importantes. Salvando las distancias, algunos juegos de rol aspiran a ser actualizadas novelas épicas. Aunque la cuestión, a mi juicio, es que siempre habrá quién busque una vida más recia y no se resigne al panorama actual donde las “armas” del juego son la hipocresía, la corrupción, la avaricia y la perversión.

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