Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



lunes, 1 de abril de 2013

Escéptico, que no descreído.




Ante tesituras como esta me tienta empezar invocando esa última escena de la película Blade Runner:. “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. ....” En efecto he visto cosas que me hacen ser tremendamente escéptico. Me gustaría creer en algunas mínimas bondades. ¿Quién se resistiría a tu propuesta “por una educación libre, gratuita y de calidad”? Yo desde luego que no. Respecto a la economía de costes, ambos sabemos que no es el fondo del asunto. Sobre la elección del colegio concertado o público en función de la instrucción académica de los padres. Mis hijos han estado en ambas opciones. La decisión adoptada en mi familia, han estado relacionadas con la proximidad del centro escolar, a sabiendas -claro está- que el centro era gratuito y los profesores gente seria y comprometida con su oficio. Y sobre esta última cuestión, creo estar en condiciones de opinar que los maestros -por lo general, y de Jaén, que son los que conozco- así lo son. ¡Ah! y vuelvo a lo anterior: si papa y mama con formación universitaria no envían a su niño -que digo yo- a un colegio público situado en el Barrio de la Magdalena, estoy seguro que es simple y llanamente porque no es su entorno vecinal próximo, aunque el colegio fuera una maravilla (como me consta los hay). Por el contrario, un vecino de este barrio no tendría inconveniente alguno -si así se lo autorizaran- a enviar a su niño a la otra punta de Jaén. Seguro que nuestros amables lectores poseen la conclusión al enigma. Termino. El fondo de la cuestión, en parte, tu lo expresas, es de gestión y yo añadiría, de credibilidad de nuestros líderes políticos y religiosos. ¡Ah! Ojala la discusión fuera por motivos ideológicos, éticos o de fe.

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