
Las historias de ciencia ficción suelen comenzar recreando una situación social distinta a la habitual de los lectores. Siempre algún tipo de detonante especial provoca un cambio que explica la escenografía social y ambiental de la historia en cuestión. En algunos casos, los escritores de ciencia ficción han sido verdaderos profetas de situaciones venideras; en otros, sus hipótesis han sido superadas por la realidad. Todos podemos hacer conjeturas sobre el futuro. Muchos son los indicios que a lo largo de estas últimas décadas nos están dando información de cómo puede ser el mismo. Lo terrible es que parece que nadie desea saber de este, es como si corriéramos a un abismo y, aún a distancia, lejos de frenar, aceleraramos. Recursos y distribución son las únicas cuestiones sobre las que tendríamos que estar haciendo reflexiones profundas. El futuro ya está ahí, pero la ceguera y el egoísmo de algunos parece que nos condena a seguir corriendo al abismo.
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